La Huella de Carbono de un edificio
Siguiendo con el hilo del post anterior sobre la descarbonización en el sector de la construcción, hoy hablaremos sobre el cálculo de la Huella de Carbono de un edificio, un dato a tener en cuenta, ya que según refleja la Directiva 2012/27/UE, relativa a la eficiencia energética, el sector de la construcción, y los edificios más concretamente, son responsables del 40% del consumo de energía final de la Unión Europea y aproximadamente el 30% de las emisiones a la atmósfera, o lo que es lo mismo, del 40% de las emisiones de carbono, por lo que su reducción es muy importante de cara a mitigar el cambio climático y sus consecuencias.
Descarbonización en todas las etapas de las construcción
A través del Análisis del ciclo de Vida (ACV) de un edificio, tendremos una visión clara de las etapas que lo integran, así como de los factores que intervienen y los impactos y emisiones de GEI que se producen en cada una de ellas. Basándonos en los métodos de construcción tradicionales las etapas serían cuatro:
- La extracción y obtención de las materias primas, junto con el transporte hacia los puntos de procesado y manufacturación y la energía necesaria para poder llevar a cabo estos trabajos.
- La construcción del edificio implica el uso de maquinaria pesada, el transporte de materiales y la mano de obra, los consumos energéticos y de agua, así como los desechos que se generan.
- El uso del edificio conlleva consumo de energía y agua potable, producción de residuos sólidos y líquidos, ocasionalmente actividades de rehabilitación y mantenimiento, etc..
- Fin de vida, en la demolición del edificio se emplea de nuevo maquinaria pesada y los materiales derribados deben ser trasladados para su tratamiento a cargo de gestores especializados.
A lo largo de todas las etapas se emplea una gran cantidad de energía, imprescindible para poner en marcha la maquinaria que se emplea para obtener las materias primas, en la construcción y para el transporte de materiales. Esta tiene su origen principalmente en los combustibles fósiles, que a su vez son los grandes generadores de CO2.
Por otro lado, los materiales más empleados en la construcción son el hormigón y el acero. Ambos son versátiles y resistentes, a lo que se suma el bajo coste del hormigón. Hoy en día, su utilización es prácticamente imprescindible. Sin embargo, la obtención de ambos genera muchos impactos ambientales y añade un gran consumo de recursos materiales y energéticos que disparan las emisiones en el conjunto de la construcción del edificio.
Compromiso de reducción de huella de carbono en todo el ciclo de vida del edificio
Hasta ahora, los esfuerzos para reducir la Huella de Carbono de un edificio se están centrando en la tercera etapa: su uso. Los objetivos son optimizar y reducir la energía necesaria para calentar, iluminar o enfriar el edificio, a través del uso de materiales aislantes y cerramientos, instalaciones de bajo consumo energético o el uso de fuentes de energía renovable.
Pero, ¿qué pasa con las otras tres etapas del proceso y que son las que más emisiones generan?
En 2019, el World Green Building Council, señaló la necesidad de reducir drásticamente el carbono incorporado, es decir, el carbono que se produce a lo largo de todo el ciclo de vida del edificio. Y estableció dos objetivos:
- Para 2030, todos los edificios nuevos, incluidos los proyectos de infraestructura y renovación, tendrán al menos un 40% menos de carbono incorporado.
- Para 2050, los edificios nuevos, la infraestructura y las renovaciones tendrán cero carbono incorporado neto.
¿Cómo se pueden llegar a alcanzar estos objetivos?
El primer paso hacia este camino es que el mercado disponga de materiales con Declaración Ambiental de Producto (DAP), cuya información se pueda incorporar a una evaluación del edificio entero.
El segundo paso es actuar bajo los parámetros de la construcción industrializada, una metodología clave en la nueva construcción que permite aumentar y mejorar la velocidad de construcción, garantizando una edificación más eficiente y segura a través de técnicas innovadoras para la construcción, planificación, fabricación y producción deslocalizada.
El tercer paso es optimizar el transporte de los materiales, dado que dependen principalmente de los combustibles fósiles.
A día de hoy el cálculo de la Huella de Carbono de un edificio no es un requisito obligatorio, pero no tardará en serlo si tenemos en cuenta el objetivo de descarbonización establecido por Europa para el año 2050. Muchas empresas están desarrollando materiales y técnicas que facilitarán la reducción de la Huella de Carbono en la construcción. Debemos anticiparnos para que la edificación 0 emisiones sea una realidad lo antes posible.