La descarbonización en la construcción: la madera como material alternativo
La descarbonización se ha convertido en el caballo de batalla de las administraciones europeas como objetivo clave para 2050, enfocado principalmente en la reducción del consumo energético a partir de combustibles fósiles, fomentando el desarrollo y uso de energías renovables, potenciando el transporte sostenible o promoviendo acciones de eficiencia energética en la industria y en la rehabilitación de edificios, entre muchas otras.
La implantación de la descarbonización
Europa ya tenía en el punto de mira la descarbonización y la pandemia ha sido un revulsivo para la aceleración del proceso, por eso a través de los fondos Next Generation se apoya la rehabilitación de los edificios para optimizar su eficiencia energética y reducir su huella de carbono.
Sin embargo, si se quiere descarbonizar la economía, no solo se debe actuar sobre los edificios ya construidos, sino que hay que plantear un cambio en el propio proceso de construcción. El sector de la construcción tiene un papel relevante en la emisión de CO2, según el último informe de la Global ABC el 30% de las emisiones mundiales de CO2 se producen en la construcción y el uso de los edificios.
Una opción para reducir la huella de carbono en la construcción de un edificio es la elección de materiales que generan menos emisiones de CO2. Frente a los recursos y energía que se consumen en la extracción, obtención y transformación de determinados materiales tradicionales, como el hormigón o el acero, se puede optar por materiales más amigables con el entorno como la madera.
La madera se ha utilizado tradicionalmente en la construcción desde los orígenes de la humanidad, y en países del norte de Europa, Estados Unidos o Canadá sigue siendo un material muy empleado. Sin embargo, en España en las últimas décadas ha sido denostada hacia usos meramente decorativos, de mobiliario o casetas de pequeñas dimensiones. Afortunadamente en los últimos años ha resurgido el interés por las edificaciones con madera, gracias a las innovaciones que se han producido en su transformación y a los muchos beneficios que aporta.
Beneficios de la madera como material de construcción
- Los árboles captan CO2 a lo largo de su vida y una vez cortados, la madera ejerce como un almacén de CO2.
- Es un material de proximidad, natural, renovable, recuperable y reciclable.
- Los actuales procesos de industrialización permiten transformar y tratar la madera de manera que se facilita notablemente su traslado y agiliza la ejecución de la obra.
- Tiene un excelente comportamiento como material aislante, tanto de temperatura como de ruido, lo que permite la reducción del gasto energético.
- Es asequible, un aspecto a tener en cuenta en el contexto actual, en el que las materias primas están alcanzando precios desorbitados.
España cuenta con una gran superficie arbórea, que como recurso está explotada de forma limitada y cuyo aprovechamiento aportaría un notable beneficio para el entorno. El aprovechamiento de los bosques y su correcta gestión ambiental puede ser un revulsivo para repoblar esas áreas que denominamos la España vaciada, al tiempo que se genera materia prima de calidad para un nuevo modelo constructivo, más sostenible y amable con las personas y el entorno. Además, aportaría otros beneficios como la reducción de incendios, el mantenimiento de los recursos ecosistémicos, la explotación sostenible de los bosques, el desarrollo del ecoturismo…
La madera es el único material de construcción al que se le exige una certificación: la Cadena de Custodia que avala el recorrido que ha hecho la madera desde el bosque a lo largo de todas las etapas, hasta llegar al consumidor, garantizando que proviene de bosques gestionados de forma sostenible. Existen dos certificados, PEFC y FSC, que afectan a la fabricación y comercialización de los productos derivados de la madera.
La aplicación de la Economía Circular en la construcción pasa por un cambio de modelo que reutilice los residuos de construcciones anteriores, empleando materiales más sostenibles y duraderos, que reduzcan el consumo energético a lo largo del ciclo de vida del edificio y sean recuperables a la finalización de esta.